sábado, 10 de septiembre de 2011

Los Chapines Colorados (CUENTO)

  Dorothy no se lo podía creer: sin querer, había hecho desaparecer a la Bruja  y ahora tenía en sus manos los preciados chapines colorados, unos zapatos mágicos que además de llevarte a donde tú quisieras con solo pensarlo, cumplían todos tus deseos con solo desearlos. Así que lo celebró cantando y bailando, como correspondía, pues nunca le había pasado nada parecido a aquello.
 Dorothy giró y giró sobre sí misma, hasta casi marearse. Abrió los brazos y se imaginó que era una enorme hélice y de repente no tuvo otra idea que ponerse uno de los chapines colorados en la cabeza, pues pensaba que para qué ponerse unos zapatos mágicos en los pies, si eso se hacía con los zapatos ordinarios; mejor estarían sobre su pelo negro.
  Lo que no sabía es que, ya que no eran zapatos normales, todo lo que hiciera con ellos tendría sus consecuencias, y al ponerse uno de los zapatos donde no correspondía y girar y girar y girar, se convirtió, para su sorpresa, en un enorme huracán. Todo daba vueltas a su alrededor, en un ritmo rápido y confuso; al principio parecía divertido, pues tenía la sensación de que estaba en una atracción de feria, pero pronto la diversión se acabó. El enorme huracán en que se había convertido Dorothy se alzó en el aire y su movimiento se volvía por momentos más rápido y violento; sin lugar a dudas se había descontrolado y avanzaba irremediablemente a destruir el mágico Mundo de Oz, y quien sabe si ahí no se detendría y arrasaba otros lugares, como por ejemplo el mundo donde se encontraba la granja de sus queridos tíos…
 De repente le entró el pánico, no sabía cómo parar e intentó quitarse el zapato colorado de la cabeza, pero era como si se le hubiera pegado al pelo; sin lugar a dudas había cometido una tontería muy grande al tomarse en broma la magia de los chapines. Si hubiera sabido lo que iba a pasar jamás habría jugado con ellos.
 La gigantesca espiral en que Dorothy se había convertido, arrasaba ya sin piedad los campos del mágico mundo y pronto lo destruiría por completo si no se encontraba una solución. Entonces Dorothy se acordó de las especiales cualidades de los chapines colorados y comenzó a desear lo más fuerte que pudo volver atrás en el tiempo, volver al momento justo en que derrotó a la horrible Bruja. Y así sucedió. Se encontró de nuevo en aquel escenario, pero en vez de coger los zapatos colorados, los dejó donde estaban y se alejó, pues comprendió que la magia no estaba hecha para ella, o por lo menos no todavía.

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